martes, 19 de agosto de 2008

NO LO SÉ

Ya no solía llorar
por aquella costumbre de no poder negarse jamás.
Había aceptado que no habría vuelta atrás, que
la verdad no era del todo necesaria, que bastaba
no morir de frio para calmar las dudas.
Preparaba su cuerpo para los golpes mas fuertes
cual cordero de batalla, y preparaba sus labios
para los besos más suaves e infinitos.
Sabía que negociaba con un carnicero de razones
y que la locura no era más que una tonta alternativa
frente al olvido.
Sentía que el olvido se le iba de las manos cuando
ahí estaba: Frente a él, luego en él.

Qué clase de mentira era yo en sus manos más que la mentira misma de estar en ellas.

martes, 12 de agosto de 2008

GAME OVER

- Hola
- ¿Qué haces aquí?
- Por última vez... Toma mi mano y deja tus piernas.
- ¿Por qué?
- Sólo las usas para correr.

I must admit that "you had me at hello" pero no, así no suceden las cosas por aquí, no tenemos nada de película. But i must admit too, que sería genial dejar de morderme las heridas.

viernes, 8 de agosto de 2008

Lobo qué estás haciendo? ♪


Una crédula niña iba caminando por el bosque (no, no caperucita, no) con sus cabellos morados, vestida de negro y zapatillas de lona. Iba buscando la casa de aquel chico, que cual principe azul, le había ofrecido tan caballerosamente su taxi el día anterior. Una tarjetita le dejó para recordarlo y ella sentía que lo menos que podía hacer era aceptar la cita que le ofreció y llevarle algunos pastelillos. Para no aburrirse en el camino, decidió cantar y espantar a los animalitos con el humo de su cigarrillo, también. Así llegó a la casa del lobo (como si ella no lo supiera) y se sentaron en la mesa a conversar...

- No te había visto antes por la ciudad.
- No suelo salir de noche.
- ¿Algún temor?
- No, lo he visto casi todo - contestaba con suma seguridad.
- ¿Segura?
- Claro, es más, tengo poderes pitonizos o algo así.
- Mmm... entonces dime que pasará entre nosotros.
- Me intentarás comer, pero no podrás.
- Eh...
- Nada, sigue comiendo el pastel.
- Me estás asustando.
- Sí, yo también tuve miedo aquella vez.
- ¿Qué vez?
- Cuando lo hiciste.
- ¿Hice que?
- Cagarme. Sigue comiendo. Siempre tuviste una memoria marica.
- D i . . .
- 3, 2, 1, ya.



¡Ay por favor! a quién le da pena una muerte como la suya.



Mato fieras de colmillos afilados y corazón inútil a domicilio.