lunes, 24 de marzo de 2008

TOO LATE MY DEAR

Eran como las seis de la madrugada y mi infaltable alarma móvil de cuatro patas ya bailaba sobre mi cabeza , es hora de levantarse.

Luego del respectivo "ya, 5 minutitos más" decidí darme un buen baño de agua helada para espantar el sol, el mareo, la pereza y terminar de abrir los ojos en la ducha , pero no. Mientras hacia el mejor intento por disimular algún corte de cabello mal hecho (producto de un ataque de aburrimiento) frente al espejo, volví a escuchar la música de aquella fiesta. La pista de baile ya casi vacía contemplando a uno que otro borracho "dancing with myself (8)", las esquinas fielmente ocupadas por parejas que buscaban pasar desapercibidas pero que se contradecían totalmente con sus actos y bueno, el dueño del cumpleaños... nada satisfecho, para variar, escondiéndose parcialmente tras una enorme pila de regalos, sillas, colillas de cigarros, vasos rotos, más desorden y María.
Too late my dear, ¡Pero a quién se le ocurre llegar tan tarde! mucho más si tanto te gustaba, María, ¿ a quién ? Yo, por otro lado, me encontraba riendo con mi buen grupo de amigos (jamás los había visto en mi vida) hablando de María y lo que jamás nos pasaría. El asunto es que llegó - " pero el nunca te quiso María, " - el ojo derecho comienza a ceder.

Ok, un sueño ¿qué hora es? cinco para las ocho, el izquierdo se nivela, necesito un cigarro, estoy tarde, no María, no.

El sol es más leve, me pone de un humor envidiable.


Llego casi sin aire al salón, tan tarde ... menos me van a querer tarde.

¿NADIE? ...
¡ Puta madre ! ¿Cómo pude olvidar que cancelaron mis clases de la mañana?

Siempre yo, a mi jamás, antes, todo antes, con la total repulsión a un too late my dear. En fin María, he aprendido a disfrutar de la ironía.


No hay comentarios.: