viernes, 23 de julio de 2010

La sorpresa nos toca la puerta antes de entrar y el chismorreo de una historia precalentada hace que todas las noches la asegures bien. Así, bajo llave, hemos matado tantas veces que ya la sangre nos huele a mentira. Si está entre mis dedos o sobre tu pecho, ya no es un indicio de culpa, mucho menos de víctima.

Lánguida e insensata nos abrigaba la confianza de nuestros mejores y peores momentos que entre burlas y espejismos ya no nos creen, tampoco quiero hacerte creer. Sé por dónde se escapa la armonía cuando comienzas a besar como un gesto minado.

Duermes tranquilo porque a paso de cangrejo has decidido congelarte mientras yo regreso, gustosamente, a calentarme entre las garras del lobo.

3 comentarios:

Javier F. Noya dijo...

Qué bella es tu poética. Un placer volver a leerte. Besos.

Recomenzar dijo...

Siempre en la busqueda de nuevos Blogs he encontrado muchos que me gustan
te sigo leyendo es un placer

Angel Castillo Fernández dijo...

Te devuelvo el "AY MIERDA! basta con leerlo por acá para imaginar que alguien, en algún lugar, lo ha escrito para mí" que un día colocaste en mi blog. Eso y un beso.