jueves, 10 de junio de 2010

Pasos guía o whatever

Criatura posa suavemente sus garras sobre la ventana, el ruido la llama, las risas la espantan. Divisa atentamente las parejas, los tríos, los cuartetos de buena racha. Mira a los que van de la mano, los que usan sus bolsillos como guantes, los que se cargan. Envidia en silencio a los gritones, a los pacíficos, a los soñadores. Cruza los dedos porque nota que todos comparten lo malo con alguien y que alguien los impulsa a ser menos malos. Entonces frustrada se echa en la punta izquierda de su cama y comienza una de esas listas que por alguna manía tenía olvidada.
  • El hombre que me ame será complicado. Lo suficiente como para tener la cabeza inundada de ramas en donde sólo seré, sin mucha molestia, una jaladita más. No pretenderé ser fruto, pero le daré vida. Él a cambio me dará tranquilidad.
  • El hombre que me ame será egoista. Lo necesario como para priorizar sólo sus problemas y nunca notar que soy el peor de ellos. Así evito comenzar en el casillero de "por resolver" y terminar oxidándome en el de "recordar no volver".
  • El hombre que me ame será inteligente/ísimo. Tendrá que pasar de neurona a neurona antes de someterme de pies a cabeza. Nunca terminaremos de resolvernos, pero yo le daré el reto y él será mi motivo.
  • El hombre que me ame será un buen mentiroso. Suficiente dosis tengo ya de realidad como para preocuparme por las cosas que se me pasan. En un concenso imaginario yo responderé sus cumplidos y él será mi perfecta verdad.
  • El hombre que me ame será más terco que una mula. Tengo tatuada la palabra "terror" en la frente y "miedo" en la mano izquierda. Cualquier coqueteo no pasará de un "hola, te saludo por cuestión de adrenalina" y "chau, fue demasiado, ya me asusté". Prometo pagar la demora con creces, él crecerá dentro de mí.
  • Y por último, el hombre que me ame estará loco por la simple idea de ¿quién carajos me amará con tanta huevada?

En fin, Criatura muy bien sabe que las expectativas te carcomen y hay gente que muere viva.

2 comentarios:

Javier F. Noya dijo...

Bello texto. Sin duda. Y acertado usar Criatura como nombre propio. Besos. Un placer.

Angel Castillo Fernández dijo...

¿Será acaso porque amores que matan nunca mueren?